lunes, 17 de mayo de 2010

Dos poemas nuevos del libro inédito "Yo no quiero ser el novio de Susana Giménez y otras paradojas modernas"

Reivindicación de los arquitectos

Acabo de bañarme y
cierro la ducha.
Entre el silencio y el vapor se filtra
una mezcla de sonidos ahogados
-lejanos
con un fondo de mar o de asfalto-
que baja hasta mí
desde las hendijas de la rejilla de ventilación
que está arriba
sobre mi cabeza.
Finalmente
aquel agujero en el techo del baño
tapado por una malla rectangular
parece que conduce a alguna parte
parece que termina en algún lado.
Finalmente, digo
aquel agujero
cubierto por un pedazo de metal lleno de ranuras
podría ser más que un capricho arquitectónico dado a
cumplir con inspecciones municipales.
Podría ser
ni más ni menos
como la poesía misma:
una conexión imposible con un lado oscuro
distante
inalcanzable
del que sobrevienen
ecos de voces apagadas
bocinazos
ladridos de perros que no conocemos.


Beatriz, la carne y el otro lado

Silvia me cuenta que Juan ama a Beatriz.
Que Juan está flaquito, que tiene cáncer
está tan flaquito que en cualquier momento va a desaparecer.
Silvia me cuenta que a Juan
lo único que le preocupa de esa anunciada desaparición
es extrañarla a Beatriz del otro lado.

Beatriz está gorda, me cuenta Silvia.
La ansiedad, quién sabe. Se come todo lo que encuentra
preocupada porque Juan se muere.

Juan, dice Silvia, todo lo que quisiera es seguir teniéndola a Beatriz
del otro lado
o, en su defecto, olvidarla para no sufrir.
Ahora está tan flaquito que seguramente averiguará pronto
de qué manera se recuerda o se olvida
de qué manera se extraña a alguien en la muerte.

Beatriz sigue abriendo la heladera.
Está tan gorda y Juan tan flaco
que algunos creerán que
se lo está comiendo de a poco
para conservarlo de este lado
en este mundo
donde somos todo de la carne.

(Del libro inédito "Yo no quiero ser el novio de Susana Giménez y otras paradojas modernas", de Walter Iannelli)

3 comentarios:

Pedro Donangelo dijo...

Reinvidicación de los arquitectos: muy bueno. Si hay alguno más, no te olvides de El poeta ocasional

Natalia Petronacci dijo...

Jajaja, divertido título, siguiendo al satírico "mecánica de tu corpiño". Los poemas también me parecen muy buenos.
Saluditos

Karina Sacerdote dijo...

Esa forma tan tuya de poesía, ese mostrar al decir, ese decir sin decir y como siempre, ese rumor que queda y hace eco.
¡Ídolo!
Besos
K.