sábado, 17 de enero de 2009

La violencia y el silencio

Ante atrocidades tales como Bush en Irak y lo que ahora está pasando en Gaza -nada más que para dar un par de ejemplos-, sólo me queda pensar en Gandhi que decía:
"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena".
Quizá la figura de Gandhi resulte un tanto retórica y pomposa para el mundo a veces demasiado racionalista y amoral de los escritores, pero definitivamente hay cosas que están bien y otras que son una verdadera porquería, como lo es la imposición del poder a través de las armas y el hambre. Ojalá tengamos en estos días aunque más no sea el 5% de las pelotas de este tipo que quizo cambiar el mundo empezando por él mismo.
"Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podemos mirarlos a los ojos y decirles que vivimos así porque no nos animamos a pelear" decía Mahatma.
Los mensajes "blancos" me embolan, y por lo general me parece que pecan de tantas obviedades que son algo así como un monumento al lugar común. Sin embargo el lugar común es necesario: es importante que todos sepamos, sin necesidad de que alguien nos lo diga, que matar a otro no es un acto noble.
Aunque la idea de la paz y la necesidad de encontrarla debiera ser el gran lugar común del tiempo que corre, puede convertirse en idea original si nos quedamos callados.
A pesar de que la violencia parece ser propia de la naturaleza del ser humano, me resisto a pensar en que debamos naturalizarla.
Que todos tengan un 2009 diferente, es mi deseo. No nos quedemos en silencio.
Walter Iannelli
(publicado en Ñ, enero 2009)

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